¿Cuál es el problema?
Chile, como en muchos paises, es un país donde los riesgos de desastres naturales o provocados por el hombre, son múltiples. Ya sean inundaciones, terremotos, temporales, maremotos o cualquier otro tipo de catástrofe, estamos permanentemente expuestos a ellos. Por esa razón, los ciudadanos deben estar preparados para enfrentar tanto los riesgos calculados como los que vienen inesperadamente. Pero, ¿cómo explicar a los niños, qué es una catástrofe y cómo defenderse en situaciones de emergencia, sin que eso les provoque demasiada ansiedad o temores, cuando nosotros mismos, los padres, tenemos ese sentimiento de impotencia frente a dichas situaciones?
Definitivamente, es una situación difícil. Pero, no podemos desentendernos del problema y dejar que se resuelva por si sólo cuando se presente. Con mucha paciencia y gradualmente, tanto los padres como los maestros, pueden formar niños con un cierto grado de preparación frente a los desastres naturales y con eso ayudar a protegerlos del peligro.
¿Qué es un desastre?
Los niños, desde muy temprano están conscientes de su entorno. Saben, por ejemplo, que la lluvia es agua que cae del cielo, pero no entienden por qué. Si son muy pequeños, no hay que explicarles el proceso, basta con que vean el hecho como algo natural. Si son más grandes, los padres pueden explicar de manera sencilla, con prácticas caseras. Por ejemplo, cuando hay agua hirviendo en la estufa, explicarles qué es el vapor y como se acumula en las nubes, provocando las lluvias. Cuando se están bañando, explicarles los cuidados que deben tener para no ahogarse. Usted puede poner ejemplos con sus juguetes. Hágalos flotar en la bañera como si estuvieran en una inundación. Provoque un «temblor», sacudiendo la mesa donde ellos están jugando, para simular un terremoto, y con las ambulancias, carros de bomberos, médicos y enfermeras de juguete, simule una situación de salvamento. Eso hará con que ellos entiendan los peligros reales y los asimilen de una manera natural Ellos harán unas cuantas preguntas. Usted puede ir respondiendo, dando ejemplos, y a la vez formular un plan de emergencia con toda la familia, para situaciones reales, tales como inundaciones, huracanes, incendios, etc. Todo eso, usted lo debe hacer sin asustarlos, porque enseñar un niño a protegerse ante una situación de peligro es tan fundamental como enseñarlo a comer o a vestirse. Cada cierto tiempo, vuelva a repetir los «ejercicios» de simulación, para que no se les olvide.
- No se debe provocar temores excesivos en los niños, aun cuando usted se sienta nervioso y preocupado ante la inminencia de un huracán o tormenta tropical.
- Debe tranquilizar a los niños, diciéndoles que no estarán solos, que usted estará con ellos, que los ayudará a protegerse, y que se acuerden de todo lo que usted ya les ha explicado antes.
- No sobredimensionar los hechos que de por sí ya son alarmantes y ni esté contando de desastres pasados. Dígales la verdad, que es una situación de mucho peligro pero que pasará dentro de muy poco tiempo.
- Que vuelva a suceder, ser golpeados y a la muerte;
- Ser separados de su familia;
- A que se les dejen solos;
- A perder sus pertenencias más queridas.
La situación es bastante delicada, pero hay que pensar primero en ellos. Aprenda a identificar las señales que le dirán a usted que las cosas no andan bien:
- No quiere comer;
- Teme a la oscuridad;
- No puede dormir y llora;
- Se chupa el dedo;
- Presenta irritabilidad y confusión;
- Pierde el control de las feces y orina;
- No quiere quedarse sólo o presenta inmovilidad.
Cualquiera de los anteriores, es síntoma de que hay trauma emocional. Consulte un psicólogo y en su casa o la escuela permita que él juegue con carros bomba, de bomberos, ambulancias, etc., para que pueda recriar sus experiencias y lo que observó durante el desastre y así ventilar cómo se sentía. Permitirle contacto físico con los padres y familiares siempre que lo requiera. No reprender el niño con agresividad y reintegrarlo gradualmente a las actividades normales.
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